POR LA CALIDAD DE LA ASISTENCIA SANITARIA. ARTÍCULO DE OPINIÓN DE LA PRESIDENTA DEL COLEGIO DE MÉDICOS DE LA REGIÓN DE MURCIA, DRA. ISABEL MONTOYA
¿Qué espera la sociedad murciana de nosotros y qué nos está pidiendo el Gobierno de la Región de Murcia?
La situación social y económica de profunda crisis actual obliga a hacer reajustes presupuestarios y es responsabilidad de nuestros gobernantes conseguir que el balance entre ingresos y gastos tenga ese difícil equilibrio que permita mantener las prestaciones públicas de un país.
El presupuesto destinado a Sanidad supera el 40 por ciento de los presupuestos de la Comunidad Autónoma y, por esta razón, gestionar el dinero de todos los ciudadanos de la Región debe hacerse de manera impecable y con la máxima eficiencia.
Durante el pasado año 2012 el ámbito de la Sanidad de la Comunidad Autónoma de Murcia consiguió ahorrar más de 160 millones de euros, respondiendo así a la exigencia de los gobiernos de colaborar, en la medida de lo posible, en los ajustes necesarios para salir de esta crisis.
En el presupuesto de este año 2013 se plantea para un ahorro de 200 millones de euros para poder conseguir el objetivo del déficit del 1,8 por ciento que marca el Gobierno nacional, y la pretensión del Ejecutivo regional es que la Sanidad pública sea la cartera que asuma el 80 por ciento del ahorro. Es decir, que de los 200 millones de euros que la Comunidad tiene que ahorrar, 160 millones tienen que salir de la Sanidad pública murciana.
Este ahorro acumulado en los dos últimos años supondría haber reducido el presupuesto de la Sanidad pública en 320 millones de euros.
Esta estimación de cifras de ahorro derivará obligatoriamente en consecuencias negativas para la calidad de la asistencia que se presta a los ciudadanos, sino que tendrá una repercusión importante en la cartera de servicios, es decir, en las prestaciones que, hasta ahora, recibe el usuario.
Afectará, aún más, a las listas de espera generadas para el tratamiento de muchas patologías.
Habrá retrasos en la atención.
Se producirá el cierre de puntos asistenciales.
Tendremos una disminución del número de médicos en las guardias y la disminución de la actividad que necesariamente ha de realizarse por las tardes para un mejor aprovechamiento de los medios que dispone el hospital para tratar a los pacientes.
Y asistiremos, como ya empezamos a hacerlo, a cambios en la organización de los servicios de urgencias hospitalarios y en las unidades de cuidados intensivos, afectando a las condiciones laborales de los facultativos.
Todo esto se producirá porque no es posible hacer lo mismo con menos.
Hace pocos días, la Consejería de Economía y Hacienda, a través de su máximo representante, el consejero Juan Bernal, presentaba un nuevo plan de ajuste económico-financiero con el que ahorrar dinero a las arcas públicas. Un documento que entendemos indeseable pero necesario, y absolutamente erróneo en el planteamiento.
Tras estudiar el documento, hemos comprobado que la iniciativa planteada por la Consejería de Hacienda no sólo toca de forma casi obsesiva las retribuciones de los médicos, sino que afecta a la calidad de la asistencia sanitaria que prestamos.
La Sanidad no se construye sólo con el médico, pero no puede construirse sin él.
A estas alturas, ya podemos responder a la pregunta que nos planteábamos al comienzo de este artículo. Hacienda espera un imposible y el ciudadano desea que no se vea afectada su salud.
Ante esta situación de amenaza y desánimo, el médico puede debatirse en conflictos éticos en muchas ocasiones, pero como dice nuestro Código Deontológico en su artículo número 5, "la principal lealtad del médico es la que debe a su paciente y la salud de este debe anteponerse ante cualquier otra conveniencia".
A su vez, el artículo número 7 nos dice que “siendo el sistema sanitario el instrumento principal de la sociedad para la atención y promoción de la salud, los médicos han de velar para que en él se den los requisitos de calidad, suficiencia asistencial y mantenimiento de los principios éticos. Están obligados a denunciar las deficiencias en tanto puedan afectar a la correcta atención a los pacientes”.
Los facultativos sabemos cuál debe ser nuestra actitud en época de recortes y, por ello, me gustaría recordar un decálogo de conducta, elaborado hace un año por un grupo de médicos conscientes de su responsabilidad ante los pacientes.
Porque hemos de asegurarnos que los pacientes no se vean afectados en ningún aspecto que dependa de nosotros y de nuestro ejercicio.
DECÁLOGO DE BUENA PRAXIS MÉDICA EN TIEMPOS DE CRISIS Y RECORTES
1. Antepón tu criterio clínico y haz prevalecer la calidad asistencial. No diagnostiques influenciado por criterios de ahorro económicos.
2. Rechaza siempre las intromisiones en el acto médico.
3. Dedica el tiempo que sea necesario a cada paciente. Tú diagnosticas, tú comunicas y tú decides.
4. Exige una programación de agenda sin masificaciones. Ejerce la Medicina con cuidado y atención.
5. Rechaza las consultas simultáneas. La presión conduce al error.
6. Esquiva el traspaso de competencias médicas al personal no médico. Sólo el médico puede hacer de médico.
7. Prescribe fármacos según el criterio científico y tu experiencia clínica. Tú controlas tu prescripción.
8. Prioriza la asistencia sanitaria a la tarea burocrática.
9. Redacta las historias clínicas de forma clara precisa y completa.
10. Cuida tu salud laboral; haz los descansos preceptivos durante la jornada, sobre todo al finalizar una guardia, y trabaja en las mejores condiciones psicofísicas.
Recordemos siempre que la principal lealtad del médico la debe a su paciente y ese es el contrato social que mantenemos con él.
Estamos orgullosos de ser médicos y de que nuestra vocación nunca haya dependido de otros criterios ajenos a velar por la salud de nuestros pacientes.
Dra. Isabel Montoya Martínez
Presidenta del Colegio de Médicos de la Región de Murcia
Información publicada el 27 de mayo de 2013
Publicado en el Diario La Verdad de Murcia el 25 de mayo de 2013